Hace años, mi madre me dijo que era indomable, y que
quien se propusiera domarme, sólo conseguiría alejarme.
A veces creo que soy indomable incluso para mí misma.
A veces creo que no fue tu cobardía, que era yo.
Yo, la misma convencida de que ya no estabas
hasta que vuelvo y veo que sigues estando en todo.
Nuevo error en mi consideración respecto al olvido.
Me siento desconocida en mi hogar:
ya no tengo patria.
No hay escala que sirva de medidor
ni canción que me dé un poco de aliento.
Juro que esta vez no sabía que me estaba engañando
y sin embargo…
no puedo escapar de mí.
Le he dicho a mi corazón mil veces que deje de latir por
quien no quiero
pero mi corazón cabrón se ríe de mi
y entonces me coge la cara
me mira fijamente a los ojos
y tiernamente me susurra:
- nunca conseguirás domarme.