En esa ilusión en la que me condené te vi.
Te vi porque creí que me veías.

En todo el amor que en secreto te juré,
admito el error de haberlo hecho en secreto.

Espero que tú admitas el tuyo de que para ti no había secretos,
y aún así te faltó el valor: cualquiera fuera la causa de su efecto.

Lo que parecía ser y lo que terminó siendo
nunca habían estado tan distantes.

Me resultó trágico.
Como Troya vendida por un caballo de madera.
Como un músico rebajando su alma a 50€ la canción.
Como cuando España vio que Rajoy volvía a ganar.

Lo que te he querido, joder.
Amor sin prismas.

Y no sé si será la falta de lluvia,
de sol
o Hermes.

O quizás lo inverso:
ni lluvia
ni sol
ni Hermes:

y aún sin estar en el podio, mereces un reconocimiento.

El cristal azul de Heisenberg estaba sobrevalorado.
Pero estuve dispuesta a pagarlo.

Nosce te ipsum

Sentí que todos los cristales estaban rotos.
Los cristales que son/soy yo.

Me corté con mi propio dolor,

el cual venía de lejos

que como alguien dijo,

no es lo mismo ser un motivo que ser la causa.

No te des el privilegio de ser alguien en el podio de mis ídolos.

No tienes el derecho de admisión para este Olimpo.

Sentí rabia. Y poco se habla del dolor

de sentir rabia por quien tiene un nombre en tu corazón.
La cursilería de la verdad.

El amor y la guerra no quieren separarse,

justo al contrario que nosotros.
Por primera vez en mucho tiempo
estamos de acuerdo en algo.

Hay que aprender a agradecer 

todo lo que no pasa.

No saltar también salva.

Me he refugiado en mí misma,

y en otras mí mismas:

me he abrazado a Szymborska

me he dejado consolar por una coja

he dejado que una sastre y una equis toquen mi herida.

y una gata me ha recordado que "no me sentí sola, porque estábamos juntas".

La poesía me ha dado una hostia,

y yo me he dejado doler.

En este jardín no hay flores porque estamos en invierno,

no se trata de ausencias.

Aguas estancadas no riegan.

Suerte con tus flores.

(mientras, vuelvo a tirar los dados)

Me sigo aprendiendo.