No existen llaves para puertas que no tienen cerradura.
Pero existen puertas con nombre propio.
El valor no está en el nombre de la puerta, sino en aventurarse a cruzarla o no.
Hemos vuelto a entornar la puerta que nunca hemos cruzado
y sin embargo, no hemos podido dejar de mirar.
A ver quién es el primer valiente.